«Es ese sueño otra vez».
Rhode levantó la cabeza y miró el oscuro cielo ante él. Un tramo de escaleras giró en espiral bajo sus pies y se extendió hacia las nubes a lo largo de la torre de piedra. Una fría brisa sopló contra su cara.
Cuando Rhode llegó al techo de la torre, se encontró de nuevo con la pequeña figura que se parecía a Christie. Se quedó en silencio en el centro del techo y miró a Rhode con una leve sonrisa.
—¿Quién eres tú? —Rhode frunció el ceño.
En ese momento, Rhode pudo sentir claramente que eso era solo un sueño. La extraña sensación de desconcierto y confusión en su mente se entrelazaba como si estuviera devorando su racionalidad. Sin embargo, no tenía forma de resistirse. Apretó los dientes y se agarró, mirando a la niña que tenía delante. Abrió la boca y repitió la pregunta.
