—¡Esos malditos bastardos! —Nemo jadeó y apretó su espada con fuerza. Su cota de malla plateada había sido teñida de carmesí por la sangre que salía de su arma, mientras que los gritos y el ruido de las armas lo rodeaban. Blandió su espada y resistió el ataque del enemigo. Nemo conocía el atuendo del oponente. Una capa escarlata, un yelmo de color latón y sus estandartes que mostraban un león los identificaban.
La Legión del Sur — León.
La Legión León solían ser sus compañeros, pero ahora eran enemigos que luchaban hasta la muerte.
—¡Váyanse al infierno! —gruñó Nemo blandiendo su espada con ambas manos. El enemigo se encogió y reveló una oportunidad que Nemo aprovechó, atravesándolo con su arma. Pisoteó el cuerpo antes de patearlo a un lado. Luego se volteó y desvió tres flechas que venían hacia él.