Lize asintió y miró a Rosen con firmeza.
—Sr. Rhode, solo tengo que hacer lo que me ordenó, ¿verdad?
—Así es, ahora todo depende de ti.
—Entiendo.
Lize apretó sus puños y entró a la arena.
El público se quedó en silencio abruptamente durante unos segundos y los susurros llenaron el lugar.
—Espera… Esa jovencita… Está vestida como una clérigo, ¿cierto?
—Es cierto, ella es una clérigo…
—Una clérigo…¿Los clérigos pueden luchar?
—No lo sé… He combatido contra caballeros y obispos poderosos, pero nunca contra un clérigo común y corriente…