—Responde a nuestra llamada... Lapis...
En el vacío, el sonido hizo eco y desapareció. En ondas, la voz se repitió.
—Eres el futuro de los Behermes. Tú eres nuestro...
—No... yo...
Lapis se agarró la cabeza, que le dolía. La voz nebulosa seguía haciendo eco, incomodándola. Nunca pensó que sucedería algo así. Desde que llegó al Pico Unicornio, la voz de su cabeza empeoró, sonando interminablemente e ignorando su defensa psicológica. Entró en su mente como una ola creciente. Esas emociones la hicieron sentir incómoda. Nunca había sentido tantas emociones. Era como si mucha gente la rodeara, gritándole. Había miedo, alegría, enojo y tristeza. Casi la hizo volverse loca. Quería gritar y detener esas voces, pero no podía.
Lapis sabía que su misión era muy importante y que tenía que perseverar, pero tenía sueño y no podía pensar con claridad. Las voces eran tan caóticas, resonando en su cabeza y prácticamente volviéndola loca...
—Pequeña Lapis...