Las alas del ángel se agitaron y ella aterrizó suavemente en el hermoso jardín. Alzó la cabeza con prisa y miró a su alrededor antes de suspirar con impotencia, luego pisó el suelo con fuerza.
—Celt, ¿estás allí?
—¿Qué pasó, Grandia? —Una chica vestida de blanco salió caminando del jardín. Llevaba una varita blanca en la mano y miraba con curiosidad al mensajero que flotaba sobre el piso.
—¿Su Alteza Lydia ha pasado por aquí? Estoy buscándola. El País de la Luz envió a su mensajero hasta acá esperando negociar el aumento de flujos comerciales. Quería informárselo primero a Su Alteza, pero al final no pude encontrarla. Solo dejó un mensaje en el estudio que decía «No me busques», pero este tipo de cosas no cuenta, ¿cierto?