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Chapter 83 - Capítulo 83: Cambio

Una llama ardiente pasó rugiendo.

Luego, una explosión estalló entre los no muertos, enviando olas de calor abrasador que se esparcieron en todas direcciones. Todo lo que tocaba la llama se convertíaen cenizas instantáneamente.

Marlene bajó su mano; no podía recordar a cuántos no muertos había aniquilado. Sin embargo, nunca en su vida había estado tan entusiasmada al lanzar un hechizo. Cada movimiento de su mano erradicaba a cientos de no muertos. Le daba esa increíble sensación de «¡puedo destruir lo que sea!». Había visto a su maestro ejercer el mismo tipo de poder, pero la magia que usó eran hechizos de alto nivel que Marlene no podía conjurar. Ahora, Marlene se deleitaba con la misma sensación que su maestro; la única diferencia era que estaba usando un hechizo básico de nivel bajo.

Mientras tanto, además de Marlene, las otras clérigos también se sumergían en su papel. Bajo las órdenes de Rhode, lanzaron un Brillo Divino tras otro, pasando su Luz Sagrada por cada rincón y debilitando a los no muertos. Entonces, Marlene, Rhode y Sereck se aprovechaban de su vulnerabilidad para matarlos.

El viejo Walker estaba en medio del grupo y gritaba en varias direcciones de vez en cuando, avisándole al grupo la dirección por la que se acercaban los no muertos.

Anne también mostró su lado confiable.

Por el rabillo del ojo, vio a varios esqueletos arqueros lanzando una ráfaga de flechas Fuego Azul hacia ellos.

Anne reaccionó rápidamente.

El escudo en su mano derecha se extendió mientras corría hacia un lado de las clérigos. Levantó su escudo a tiempo y bloqueó algunas de las flechas Fuego Azul. Luego, se dio la vuelta, torció su cuerpo y lanzó su escudo al aire.

El grande y grueso escudo giró en el aire, dando vueltas hacia el cielo en un arco que barrió la mayoría de las flechas que caían hacia ellos. Después de eso, el escudo volvió automáticamente a Anne, que lo sujetó fácilmente con su mano derecha. El gran impacto solo le hizo perder un poco el equilibrio.

Rhode no invocó a sus espíritus. En ese lugar, la fuerza de los no muertos dependía en gran medida de sus números; su fuerza individual era inexistente. Pero si antes fue «él», tal vez tendría que luchar con amargura. En ese entonces, con la ayuda de todos, las cosas se habían vuelto mucho más fáciles. Después de ser reprimidos por el elemento sagrado, los no muertos eran tan indefensos como pollos en el matadero. Como dicen, ¿por qué usar una espada para matar a un pollo? Rhode no planeaba desperdiciar su precioso Poder del Alma en algo tan insignificante.

«Por cierto, ¿cómo fue que el líder de Victorious Wine cruzó por este camino traicionero con su grupo?»

Si no fuera por haber recibido la ubicación exacta del sobreviviente, pensaría que estaba alardeando. Si se tratase de un ladrón solitario, quizá no le sería demasiado difícil abandonar ese lugar, pero, ¿traer a un grupo de personas? Eso era algo totalmente diferente. Aún así, Rhode pensó que habían sido muy afortunados de poder cruzar por ese lugar.

Desafortunadamente, la buena suerte no siempre podía estar con ellos.

—¡A la izquierda!

Rhode sacó su espada y señaló en esa dirección. Todos se dieron la vuelta inmediatamente. No escogió avanzar en línea recta porque sabía que esa pradera era un campo de batalla y, en el centro, había unos tipos de no muertos más fuertes. No eran solo esos esqueletos arqueros o caballeros de la muerte, Rhode pensaba en los espíritus que se habían convertido en bestias mágicas. No quería provocar a esas criaturas innecesariamente, por lo que decidió rodear el centro. De esa manera, tenía menos posibilidades de atraer la atención de las bestias.

Nadie habló, ni siquiera Sereck. Todos se dieronla vuelta rápidamente, Anne cambió su posición de izquierda a derecha mientras que las clérigos también se movieron a otro lugar, lideradas por Lize. Durante el cambio de formación, las clérigos tuvieron que suspender temporalmente el lanzamiento del Brillo Divino, haciendo que el elemento sagrado disminuyera un poco. En ese momento, una horda de no muertos corrió desde la oscuridad y se abalanzó sobre el grupo.

Una espada brilló en la oscuridad.

El destello de luz formó un muro de espadas, y cuando los no muertos chocaron contra el muro, todos dejaron de moverse completamente. Cuando la luz desapareció, lo que quedaba en el suelo eran cadáveres despedazados.

La boca de Sereck tembló al bajar su espada.

Su admiración por Rhode creció aún más. No tenía más remedio que admitir que, aunque Rhode era mucho más joven que él, podía liderar a los mercenarios y hacer que lucharan con gran eficacia gracias a su experiencia. Al principio, pensó que iba a utilizar el mismo método de nuevo para tratar con los no muertos, pero a mitad de camino, su forma de luchar cambió de repente.

Sereck pensó que Rhode gritaría a las clérigos para que lanzaran Brillo Divino, pero estaba equivocado. En su lugar, se sumergió en la horda y se ocupó de los no muertos más fuertes que podrían suponer una amenaza para las clérigos, dejando a los menos amenazadores para el resto.

No era como si Sereck no lo hubiera pensado; más bien, era que no sería capaz tomar una decisión tan brillante y microgestionar sus recursos en medio de la batalla. A diferencia de él, Rhode parecía estar familiarizado con todas las clases. Tomaba las decisiones correctas y daba órdenes en el momento adecuado. Por lo tanto, el grupo podía entender sus órdenes fuerte y claro. Sereck incluso pudo sentir que el descontento de las clérigos se desvanecía gradualmente a medida que hacían todo lo posible para cumplir su tarea.

Ya habían recorrido dos tercios del camino.

—Escuchen, ustedes cuatro. ¿Cuánto tiempo más pueden aguantar?—preguntó Rhode mientras observaba el oscuro bosque que estaba a poca distancia.

—Todavía puedo lanzar al menos cuatro Brillos Divinos más.

—Tal vez tres veces más.

—Todavía puedo lanzar cuatro o cinco más.

Al escuchar sus respuestas, Rhode frunció el ceño. Avanzaban demasiado lento. No era ninguna sorpresa, después de todo, solo había cinco clérigos. Ese número era claramente insuficiente para abrumar a los incontables no muertos.

—¡Reúnanse todos! ¡Vamos a apresurarnos! Presten mucha atención a sus entornos. Anne, da prioridad a las clérigos, no dejes que ninguna de ellas se quede atrás. ¡Ustedes cuatro! Esperen mi orden y miren a dónde les pido que apunten el Brillo Divino. Prepárense. Tres, dos, uno…¡CORRAN!

Al oír «corran», todos corrieron rápidamente y siguieron a Rhode lo más de cerca posible.

Después de que el elemento sagrado se disipó, los no muertos que antes eran reprimidos, de repente recuperaron su agilidad e inmediatamente los comenzaron a perseguir. Se precipitaban hacia el grupo de Rhode desde todas las direcciones. Algunas de las clérigos no pudieron seguir el ritmo y miraron hacia atrás a los no muertos que se estaban acercando rápidamente. Por suerte, Lize y el viejo Walker las vigilaban para que no se quedaran atrás.

—¡AHORA! ¡LIBÉRENLOS!

Un destello de luz blanco barrió a la horda de no muertos cuatro o cinco veces consecutivas. Rhode forzó a retroceder a los no muertos que estaban cerca. Su espada cortó la cabeza de un guerrero no muerto que estaba bloqueando su camino, y luego giró su espada y cortó hacia delante. Seguido por un sonido agudo y chirriante, una luz plateada emergió de la espada de Rhode y envolvió el campo de batalla en un instante. En un abrir y cerrar de ojos, un gran número de no muertos fueron destruidos inmediatamente, dejando un enorme espacio vacío en medio del campo de batalla.

Mientras tanto, el hechizo de Marlene finalmente estaba completo. Un fenómeno mágico condensado se reunió alrededor de la punta de su varita; al principio brilló, luego se convirtió en un aterrador huracán.

El huracán despejó otro enorme grupo de no muertos que les impedía el paso. Por un momento, los no muertos solo pudieron mirar fijamente el terrorífico torrente mágico que apareció de repente. Aprovechando esa oportunidad, Rhode finalmente llegó al borde de la pradera, que era el punto de encuentro.

—¡Entren al bosque, rápido!

Rhode se detuvo y señaló hacia el denso bosque. Aunque la oscuridad dentro del bosque no parecía segura, al menos era mucho mejor que ser perseguido por oleadas de no muertos.

Sin embargo, no todos tenían la resistencia y la velocidad de Rhode.

—¡Ah!

Una clérigo se resbaló y cayó al suelo. Cuando otra clérigo vio su caída, dejó de avanzar y regresó para ayudarla. Pero no esperaba que sus piernas cedieran también. Desde el principio, esas clérigos no eran aptas para actividades físicas extremas. Habiendo caminado durante tanto tiempo y enfrentado varias horas de batallas de alta intensidad, esas clérigos ya habían llegado a su límite.

—¡Rápido! ¡Levántense!

Sereck, que las seguía de cerca, se dio la vuelta apresuradamente y formó una barrera de espada que les impedía avanzar a los no muertos. No tenía otra manera de lidiar con los interminables no muertos mientras protegía a las cuatro clérigos.

—¡N-no puedo levantarme!

La clérigo que cayó gritó con voz temblorosa y se puso a llorar. Podía ver que los no muertos estaban casi sobre ella, y aunque sus instintos de supervivencia le decían que se pusiese de pie, al final el miedo hizo que sus piernas desobedeciesen su voluntad. La chica entró en pánico y usó sus manos para arrastrarse hacia adelante. Quería alejarse de los muertos vivientes, aunque sea un poco…

En ese momento, una mano podrida surgió repentinamente del suelo y sujetó su pierna. En otra dirección, los no muertos finalmente rompieron la barrera y corrieron hacia adelante.

—¡No!

Cuando las dos gritaron, de repente apareció una sombra.

Anne corrió hacia adelante como un guepardo. Expandió su escudo y atropelló a los no muertos como un tren. Mientras tanto, al otro lado, una espada roja atravesó la oscuridad y cortó en línea recta. La mano que sostenía a la clérigo fue inmediatamente cortada a la mitad. Al mismo tiempo, Rhode gritó:

—¡Lize, quita el hechizo!

La luz blanca desapareció de inmediato.

Todo se convirtió en oscuridad.

Los no muertos también desaparecieron.

Desde el principio, todo había ido bien… hasta ahora. Aun así, Rhode se sintió aliviado. Bajó su espada y miró a su alrededor.

—¿Están bien, chicas? ¿Hay algunaherida?

—E-estamos bien.

Las dos chicas que estaban a punto de morir temblaban mientras se abrazaban con fuerza. Nunca antes habían estado tan cerca de la muerte; era como si fueran a morir una vez que cerraran los ojos.

—¿Anne?

—¡Anne es muy enérgica! ¡No hay problema!

—¿Sr. Sereck?

—Estoy bien, no estoy herido.

—¿Ustedes dos pueden ponerse de pie?

—Emm...

Aunque la oscuridad ocultaba sus expresiones, juzgando por la duda en sus voces, Rhode pudo adivinar su respuesta.

«Realmente fastidioso».

—Sr. Sereck, usted y yo nos encargaremos de una cada uno.

—De acuerdo.

Diciendo eso, Rhode inclinó su cuerpo para cargar a una de las chicas. Eso la sorprendió, pero a Rhode no le importó.

—Debemos abandonar este lugar inmediatamente. El viaje que tenemos por delante es largo. No podemos darnos el lujo de retrasarnos más.