Xia Ling gritó y despertó de la pesadilla, un sudor frío empapó su cuerpo.
Encendió las luces de la habitación con sus temblorosas manos. Arrinconándose en la esquina de la cama, se abrazó a sí misma. No podía cerrar los ojos ya que la cara de Pei Ziheng emergía cada vez que lo hacía. De repente aparecía como un dios, moviendo el látigo con el cual la golpeaba, la forzaba a ser suya en contra de su voluntad. Y, esa mirada siniestra en el hospital.
—Xiao Ling, mi hermosa mariposa. Todo lo que tienes es mío.
—Li Lei, puede que la puedas proteger ahora, pero no la puedes proteger por siempre.
En su trance, aquella profunda y áspera voz revoloteaba en sus oídos, cual demonio que le hablaba desde las profundidades de un valle, se rehusaba a abandonarla. Caminó inestablemente hacia el tocadiscos, al azar puso una canción. Una melodía suave llenó la habitación. No quería tener tiempo para pensar y se forzó a cantarla, tratando de enfocarse, lo mejor que podía, en la música y la lírica lejos de la escena de la pesadilla y sus recuerdos. Trató de no recordar y que sus emociones no afloraran…
Su conciencia estaba nublada. La música y las aterradora imágenes se entremezclaban en su mente fuera de control.
La puerta de la habitación se abrió.
Era Li Lei quien había venido corriendo al escuchar sus gritos y la música proveniente del tocadiscos. La encontró acurrucada como una pelota en la esquina.
—Ye Xingling, ¿qué te pasa? —se inclinó sobre ella y levantó su rostro.
Ella balbuceó la letra de la canción esporádicamente y lo miró con los ojos desorbitados por la emoción, como si, estuviera mirando en blanco a la distancia. Sus ojos reflejaban terror y desconcierto, similar al de un animal herido.
Li Lei miró contrariado y sintió un dolor agudo en lo profundo de su corazón Mientras veía el débil estado en el cual se encontraba Xia Ling.
—Ye Xingling, me tratas como tu esclavo —murmuró mientras las cargaba en sus brazos. Ella era muy liviana y su cuerpo temblaba mientras se acurrucó más cerca de su pecho, reaccionando al calor que éste emitía.
Li Lei la llevo al sofá de la sala de estar, frotando con sus manos suavemente su espina dorsal para calmarla.
Él acababa de bañarse y llevaba una bata de baño de seda. La calidez de su piel desnuda entró en contacto con su frío cuerpo, como si él estuviera tratando de transferir todas sus fuerzas y coraje. Luego de un largo tiempo, Xia Ling sintió que las terribles escenas de la pesadilla habían desaparecido y su conciencia volvió. Se encontró a sí misma en una postura algo sugestiva abrazando su pecho. El latido constante de su corazón estaba muy cerca de su oído, tan cerca que tenía la habilidad de calmarla y, sintió que una sensación de paz se apoderaba de ella. —¿Tuviste una pesadilla?—le preguntó suavemente.
Ella movió la cabeza afirmativamente, luego la volvió a mover mientras lo miraba cautelosamente.
Él vio su expresión cautelosa y la encontró divertida. —¿Tuviste una pesadilla y tratas de sentirte avergonzada, en serio? —al ver que aún continuaba a la defensiva y que su espina dorsal se había tensado nuevamente, movió su cabeza y la soltó.
Xia Ling lo miró confundida mientras él se alejaba. Un rato después, volvió con una cobija y se la puso sobre su cuerpo. La suavidad de la cobija sobre su cuerpo era reconfortante y la tensión en su espalda cedió. Dejó salir un fuerte suspiro.
Li Lei se marchó nuevamente.
La luz de la cocina se prendió y se escucharon sonidos de la puerta del refrigerador abriéndose y cerrándose, luego el sonido del encendido de la cocina.
Volvió trayendo un vaso de leche tibia. Se lo entregó y dijo: —Bébelo, te hará sentir mejor.
Parpadeó sorprendida por su atención, y se sintió un tanto sobrecogida por su preocupación. Regalar una que otra cosa de lujo a una joven era algo fácil, pero personalmente calendar un vaso de leche era algo muy raro para un gran jefe como él.
No obstante, a ella no le gustaba beber leche. Movió su cabeza de un lado al otro.
Él levantó sus cejas y le preguntó: —¿No lo quieres?
Acababa de terminar la oración cuando el leopardo salió de la sombra de una esquina de la sala de estar. Su piel estaba majestuosamente cubierta por manchas que parecían rosas, su paso era perezoso pero elegante. Pavoneándose como un rey que caminaba ante sus súbditos, salió de detrás del sofá.
Xia Ling sintió que el miedo la consumía. El leopardo estaba tan cerca que podía escuchar su respiración bestial.
—Er Mao, esto no es para ti —Li Lei tocó casualmente la parte superior de la cabeza de Er Mao.
El leopardo miró la leche y emitió un suave quejido, casi dando pena.
Li Lei puso el vaso de leche en las manos de Xia Ling diciendo: —Bébelo, iré a preparar otro para Er Mao. Si no lo bebes…—sonrió, mostrando sus blancos dientes— Entonces dáselo a Er Mao tu misma.
Xia Ling miró el vaso de leche en sus manos y luego a Er Mao. Rápidamente dijo: —La beberé.
Li Lei sonrió con satisfacción. Llamó a Er Mao y salió de la habitación.
La luz de la cocina se encendió otra vez. Mientras Xia Ling bebía la leche en pequeños sorbos, escucho a Li Lei decir: —Aquí, aquí, Er Mao. Ya tienes 7 años pero todavía andas lloriqueando. Sólo robé un poco de tu leche, eso es todo…
¿Qué, la robó?
Xia Ling miró con asombro el vaso de leche en su mano.
Luego de algún tiempo, Li Lei regresó a su lado solo. Al ver que había bebido toda la leche, sonrió. Y la consoló generosamente diciendo: —No tengas miedo. Er Mao no se quedará en el salón de estar luego de terminar su cena. Él tiene su propia habitación.
Pero…
Xia Ling preguntó cuidadosamente: —¿Robaste esta leche?
Li Lei se rio: —Bien, puedes decir eso —dijo—. No bebo esto, así que toda la leche en esta casa es preparada exclusivamente para Er Mao.
Xia Ling se quedó monetariamente sin habla. Esta leche, de hecho, tenía un sabor muy peculiar y si ella no estaba confundida, era una marca importada muy costosa. En su vida pasada, Xia Yu la bebió por un largo tiempo cuando estaba muy enferma. Esta leche debía ser pre-ordenada y había una cantidad limitada.
Cada año la gente se peleaba para poder tener la cantidad que necesitaban.
Había tantas personas peleándose por esta leche, y ¿él se la daba a su mascota?
—En que estás pensando —preguntóél.
—Eres rico y voluntarioso —dijo ella.
Se volvió a reír, claramente entretenido y no pudo resistir la tentación de molestarla. —Si me sigues, tú también puedes ser rica y voluntariosa.
Xia Ling volteó sus ojos, visiblemente molesta y dijo: —Nadie me puede forzar a hacer algo que no estoy dispuesta a hacer.
—Ey, belleza, no te pongas tan nerviosa — Li Lei continúo fastidiándola y riendo—¿Cuándo dije que te iba a forzar? ¿Te parezco tan pervertido? Seré paciente…eventualmente, estarás dispuesta —siempre había sido un cazador paciente, especialmente frente a una presa que le gustaba tanto, no le molestaba jugar algunos juegos con ella.
Xia Ling sospechó en cuanto creer en sus palabras. Ella no era la persona ingenua que fue en su vida pasada. Sabía que frente al poder todas las promesas y el estatus eran promesas inútiles.
Sin embargo, él movió su dedo frente a su cara y dijo: —Debo advertirte que me has rechazado una vez, y yo te he salvado la vida una vez. Ahora, me debes el doble. No haré las cosas una tercera vez. La próxima vez que necesites de mi ayuda porque estás en problemas, no te ayudaré incondicionalmente.
Ella comprendió el mensaje oculto. Si ella quería su ayuda, la próxima vez, ella tendrá que entregarse a él.
—Ese día no llegará—respondió fríamente.
Él se rio a carcajadas. Mientras miraba a esta débil pero fuerte jovencita frente a él, y dijo: —¿Así es la cosa? Esperemos a ver.