Por unos segundos, Vivian sintió que había escuchado mal lo que la Hermana Isabelle dijo, pero ella era la única persona allí, ya que el Padre Connor se había ido para ir a la iglesia. Con voz temblorosa, Vivian dijo: —¿Hermana Isabelle? Necesito hablar con usted ¿Dónde está?
—No te sorprendas tanto, Vivian —sonrió la bruja blanca mientras preparaba la olla frente a ella—. Si estás aquí, leyendo la memoria pasada, entonces debe significar que ya no estoy en la iglesia, lo que también significa que me he ido y he dejado de existir.
Un profundo ceño fruncido se asentó entre las cejas de Vivian preguntándose qué estaba pasando. —Te dejo éste recuerdo en particular con la esperanza de que encuentres las respuestas que estás buscando en éste momento. He ahuyentado al padre Connor porque no es plenamente consciente de tu habilidad. No quiero que piense que me he vuelto loca hablando conmigo misma.