Vivian se había quedado sin aliento y Leonard de había alejado de sus labios. El corazón de la chica golpeaba en su pecho mientras el muchacho aun la abrazaba.
—¿Has cenado? –le preguntó Vivian a Leonard, quien asintió como respuesta. La lluvia continuaba cayendo constante del cielo, y el sonido de los truenos llenó la habitación silenciosa.
Al ver que Leonard no se movía ni decía una palabra, Vivian se preguntó si se habría quedado dormido. Justo cuando estaba por alejarse de él, el muchacho la abrazó nuevamente.
—Quédate. –murmuró, sobre la cabeza de Vivian. ¿Iban a dormir en la misma cama? Por lo que estaba sucediendo, parecía que aquello era lo que Leonard tenía en mente, pensó Vivian. Por un lado, estaba avergonzada, pero por otro, estaba feliz de que el muchacho no se hubiera ido a su habitación, especialmente después de haberla besado tan apasionadamente.