Vivian entró en otra habitación, escondiéndose detrás de la puerta mientras sostenía una estatua de piedra en su mano. Cuando él entró en la habitación, ella no esperó y en su lugar lo golpeó en la cabeza tan fuerte como pudo, pero el hombre era fuerte, Ezequiel agarró su muñeca y empujó su cabeza contra la pared, haciendo que su visión se cegara debido al impacto.
—Maldita mujer —gruñó en voz baja— ¡Tienes el descaro de pegarme! —tiró y empujó de nuevo. Vivian empujó su mano contra la pared, su mano balanceó el objeto afilado que atravesó el rostro de él, haciéndolo lanzar un grito de dolor— ¡Argh!