Ella estaba parada detrás de la oscura corteza del árbol que camuflaba su presencia con la capa que llevaba puesta y la capucha encima. Sus ojos verdes miraban fijamente al pueblo, la concurrida y bulliciosa multitud caminando por todas partes dentro y alrededor. Fue hace sólo unas semanas que llegó a ver los cambios que habían tenido lugar en la aldea, pero la sensación nauseabunda del pasado aún permanecía en su mente y frente a sus ojos.
Algunas cosas cambiaron externamente, mientras que otras permanecieron igual, tal como estaban. Pensar que éste lugar solía ser su hogar. Ella sonrió ante la ironía en la que su vida la había empujado.