Pasó un tiempo antes de que Vivian se calmara. Leonard tomó su pañuelo y se lo entregó para que pudiera secarse las lágrimas y sonarse la nariz.
—¿Quieres descansar? —preguntó, viendo los bordes de sus ojos que se habían puesto rojos.
—No podré dormir —susurró.
—Estarás bien, estaré aquí —él le aseguró.
Mientras me quieras a tu lado e incluso si me dejas de querer, pensó Leo para sí mismo.
—El conmutador fue a recuperar la poción de la caja en el pueblo.
—¿Poción? —sus ojos comenzaron a estrecharse ante la mención de la poción.
—La persona que se está infiltrando en el consejo, es la persona que vimos hoy en la aldea del muerto. Paul, la hermana Isabelle y otro concejal. Desafortunadamente, no pude ver por cual concejal está haciendo pasar.