Cuando llegó la mañana, Vivian se dio un baño caliente que fue preparado para ella. Aplicó más de las hojas espumosas que produjeron el toque jabonoso y espumoso en sus manos cuando frotó ambas. Vestida con la ayuda de una criada que llegaba a la puerta como todas las mañanas desde su cambio de estatus, se preparó.
Leonard estaba leyendo el boletín que fue recogido del mercado por un empleado, noticias de las que ya estaba bien informado cuando Vivian entró a su vista en el salón.
A diferencia de muchas otras veces, él no comenzó la conversación porque quería que ella hablara sobre el asunto de la decisión que había dejado en sus manos anoche.