Para cuando Heidi había alcanzado a los demás, el Señor había disparado a la gacela en la cabeza. Timothy se bajó de su caballo, caminó hacia el animal muerto y sin vida y lo arrastró de su pata trasera con una sola mano para colocarlo en la parte posterior de su caballo.
La cena era un festín donde otros invitados vinieron a celebrar la caza del animal. La cabeza se cortó y se colocó en una bandeja en el centro de una mesa larga. Entre los invitados se encontraban los familiares y conocidos del Señor. Esa noche, Heidi decidió quedarse con las verduras, disfrutando de la comida frondosa, verde y colorida que había cocinado el cocinero de la mansión.