—Eso es lo que me digo a mí mismo, Heidi.
Luego se volvió hacia ella.
—La única familia que conocía cercana a mí era mi madre, que fue asesinada por gente con la que no teníamos nada que ver. Nunca he conocido a nadie después de eso. La gente ha venido, algunos se han quedado mientras que el resto se ha ido, pero muy pocos han importado. Perdóname si te parece cruel lo que he hecho. Sólo pretendo mantenerte a salvo.
Tomó su mano que estaba junto a ella, probando el tamaño de su mano entre sí antes de empezar a jugar con sus dedos.
—Ahora mismo, eres la única familia que tengo o que alguna vez querría. Nunca pensé que necesitaría a alguien hasta que llegaste y no puedo decir lo afortunado que he sido de haberte conocido. Te tomaré como si fueras mía en todo sentido —le dijo poniéndole un anillo en el dedo anular que apareció mágicamente en su mano.
—Sé mi esposa, Heidi.
Heidi podía sentir sus ojos borrosos mientras se llenaban de lágrimas.