Heidi se tocó la frente para verla sangrar, mientras se sostenía de la pared debido a la sensación de mareo en su cabeza en este momento.—Olvidé mencionar esto antes. No soy nueva aquí —sonrió. Dejando caer la sonrisa, ella gritó con su voz más potente como si le doliera y se deslizó por el suelo cuando los dos guardias aparecieron junto con el nuevo guardia principal del establecimiento de esclavos.
—¡¿Qué está pasando?! —exigió el jefe de guardia. Al ver que Heidi era la que estaba en el suelo, le dirigió la pregunta.
—E-ellos... —señaló Heidi su dedo a ellos, para ver los ojos de Samantha abrirse.
—¡Se lo hizo ella misma! ¡No la tocamos! —exclamaron y todos empezaron a discutir uno sobre el otro, poniendo la culpa en los demás, mientras que los guardias se quedaron allí de pie, sin estar seguros, ya que no estaban allí para presenciar lo que había sucedido. El guardia principal se enojaba más con cada momento que pasaba.