—Nadie sabía por qué me dejaron vivo. Era algo que nadie entendía. Siendo el único heredero del Señor, me enviaron a la mansión de Wilhelhum Rune y, por lo que le sucedió a mi madre, maté al Señor con todo lo que había aprendido en veinte años. Desafortunadamente, no pude encontrar a los humanos ya que el Consejo los había ejecutado luego de descubrir la verdad de lo que había sucedido —explicó Nicholas recogiendo la flecha de atrás y apuntando a algo que Heidi no podía ver con sus ojos desnudos.
Al verlo apuntar y soltar la flecha en un abrir y cerrar de ojos antes de que él tomara otra para soltarlo, ella siguió sus pasos para encontrar un ciervo que yacía en el suelo. Una flecha que había atravesado ambos ojos, mientras que la otra, sin duda, atravesó su corazón.
—Encontramos nuestra cena —sonrió, yendo hacia el ciervo para jalarla por la pata trasera.—Vamos a regresar ahora, ¿de acuerdo?