Nicholas se había puesto furioso una vez que había visto la cama hecha de esa forma en la habitación de Heidi. El primer pensamiento que había pasado por su mente era que ella había huido. Lejos, para seguir al hombre, y deseó haberlo matado para evitarse tantos problemas. Los pies humanos sólo podían llevarle una cierta distancia, y con la lluvia que había caído tan fuerte, no había forma de que uno pudiera salir del bosque.
Las emociones lo habían inundado ante la idea de que ella desapareciera. Había buscado entre la espesura de los árboles, hasta que encontró su reloj de bolsillo, el cual se podría haber caído cuando ella entró en la cueva. Nicholas había estado frenético hasta el momento en que la había encontrado, recordando que la última vez que surgieron estas emociones fue cuando su madre murió. Heidi miró a Nicholas, viendo sus emociones desnudas ante sus ojos. Enojo, amor, miedo, tristeza, ella las vio todas, aunque solo fuera por un momento fugaz.