Cati vio que amarraba la caja antes de levantarla. Parecía una caja antigua, y estaba vieja, pero no oxidada. Malfo partiría esa noche a Valeria como habían acordado, para llevarle el mensaje a Alejandro. Ver a Malfo frotando sus hombros y cuello, se preguntó si estaría cansado. Usualmente era rápido como un gato, pero ese no había sido el caso desde que llegaron al Imperio del Sur.
Esa noche, Malfo dejó la casa, y se convirtió en fantasma al partir, viendo a los hermanos dormidos. No parecía que las brujas fueran a hacer algo, y fue por esto que decidió partir. La noche estaba tranquila y desierta, oscura y fría. Los aldeanos dormían mientras sus pasos silenciosos avanzaban en el terreno.
Con las manos en los bolsillos, caminó. Alejándose de la aldea.