Como de costumbre, ella hizo una parada cerca de los establos para darle comida al lobo y notó que Malfo acariciaba un caballo. Se abrió paso para saludarlo.
―Ella es nueva en el establo ―dijo Cati, ubicándose a su lado.
―Con razón está asustada ―dijo Malfo, tocando la cabellera blanca del caballo―. Tuve un caballo propio, ella era una belleza. Fuerte ―le escuchó decir con nostalgia, perdido en sus pensamientos.
―Escuché de Dorothy que alguien muy guapo estaba trabajando en los establos hoy ―dijo, haciéndolo sonreír a él.
―Yo soy guapo ―dijo él, provocando que Cati riera antes de preguntarle―. ¿Cómo has estado? Fue estúpido de tu parte salir con esa mujer. Me alegro que el Señor Alejandro llegara a tiempo ―dijo con una expresión seria antes de darle un golpecito con el dedo en la frente.
―¡Ouch! Eso duele ―dijo, frotándose la frente―. Dime, ¿Cómo es vivir como un humano otra vez?