—Pero hiciste todo eso para salvar al mundo —argumentó Ali con lágrimas en los ojos—. Tú has dado tanto para salvar al mundo, todo lo que hiciste, fue para el mejoramiento del mundo, pero estas personas sólo saben cómo disfrutar de los beneficios. Lo que hicieron fue violar sus promesas pura y simplemente.
—¡Lo que estamos haciendo es por el bien de la paz mundial!
De repente, unos pocos embajadores con trajes elegantes caminaron hacia ellos. El que lideraba el camino era una mujer. Parecía estar en los cuarenta y ni un pelo de ella estaba fuera de lugar. Llevaba un traje de pantalón conservador, que le daba el aspecto de una directora severa. Fue esta mujer la que dijo esas palabras.
Llegó con sus tacos golpeando el suelo. Todo el mundo la miró con cautela y nadie parecía saber quién era. Pero se podía inferir que era alguien importante o si no esos embajadores no estarían siguiéndola.