Los ojos de Deqing estaban más abiertos que nunca. El miedo era evidente en ellos. Sin embargo, Xinghe no se lo puso fácil por eso. Ella lo miró fríamente. Se aseguró de que él estuviese mirando la jeringa clavarse en su brazo antes de presionar la droga lentamente en su torrente sanguíneo. Su acción fue glacialmente lenta a sus ojos...
Estos pocos segundos fueron como la tortura más horrible para Deqing. El terror en sus ojos continuó multiplicándose. Los músculos de su cuerpo estaban tan tensos como el hierro. Su corazón casi se para, estaba literalmente muerto de miedo.
Cuando todas las drogas fueron introducidas en su cuerpo, la escala de terror para Deqing estaba al máximo. Sus ojos se pusieron en blanco y todo su cuerpo comenzó a sufrir espasmos de forma poco natural. Sam y Ali lo soltaron rápidamente. Deqing se desmoronó hasta el suelo en un estado de rotación y le salía espuma blanca de la boca.
—¿Epilepsia? —comentó Sam con burla y sarcasmo.