Esto significaba que los niños no tenían infancia, o mejor dicho, que su infancia no era una de felicidad, ya que sólo estaba llena de aprendizaje y competencia. Vieron a muchos niños que en el camino y todos tenían menos de seis años de edad.
Extrañamente, todos los niños habían superado su estatura normal para su edad, pero esa no era la señal reveladora más aterradora. Esa eran sus ojos. Cada niño debiese tener una cara de inocencia, pero estos niños, apenas había algo de vida en sus ojos. No había llanto ni risa, travesuras comunes en los niños. Incluso un niño de tres años de edad era aterradoramente maduro y como un adulto...