Tong Yan se acercó al Anciano Shen y abrió la boca para rogar.
—Abuelo, nosotras también queremos quedarnos a cenar.
—Abuelo, por favor no me ignores.
—Abuelo, realmente te extraño y no soporto estar lejos de ti.
Era tan raro que Tong Yan usara la carta de la compasión.
El Anciano Shen la miró y suspiró.
—Entonces quédate si realmente lo quieres. Ying Ying, deberías quedarte a cenar también. Por cierto, ¿cómo están tus padres y cuándo llegaste a Hwa Xia?
Chui Ying se sentó y respondió, con una sonrisa,
—Abuelo Shen, llegué ayer. Mis padres y abuelos están bien, de hecho, me pidieron que le diera sus saludos. ¿Qué tal la tía Yu, cómo está?
—Ella esta bien, todos lo estamos. Recuerda enviar mis saludos a tus padres y a tus abuelos también.