La última frase del Anciano Xi inquietó al Anciano Shen y al Anciano Tong.
El Anciano Shen exclamó apresuradamente—: Anciano Xi, no puedes simplemente acusar algo tan serio como eso. ¿Cuándo humillamos o intentamos matar a tu gente?
—Anciano Xi, ¡este tipo de acusación no puede ser dicha tan fácilmente! ¡Tienes que hacerte responsable de ello! —respondió también el Anciano Tong.
Tong Yan también quería intervenir, pero fue retirada por Shen Ru. Le hizo una señal para que mantuviese la boca cerrada. Este no era el momento ni el lugar para que ella hablara. Sus palabras sólo empeorarían la situación y enfadarían aún más a la familia Xi.
Ellas debían dejar esto a los dos ancianos y necesitaban esperar pacientemente y en silencio por el resultado.
Tong Yan entendió la señal de su madre, pero su lucha interna no pudo ser reprimida. Sin embargo, era lo suficientemente inteligente como para saber cuándo callarse.