—Todo esto fue arreglado por ella y tú no tuviste nada que ver con ello. ¿Lo entiendes?
—Señorita Tong, ¿por qué está haciendo esto? Usted sólo me dijo...
—¿Quién eres tú para cuestionarme? Si no sigues mis órdenes, no puedo garantizar lo que te va a pasar, después de todo, debes saber que estoy por encima de la ley —dijo Tong Yan con arrogancia y eso congeló al guardia de seguridad.
En ese momento, recordó las últimas palabras que Xinghe le dirigió. Pagarás muy caro por tu estupidez....
De hecho, ¡qué estúpido era!
Fue engañado por Tong Yan. Al final, no tenía elección; Xinghe ya había sido llevado y la culpable era Tong Yan. Si no seguía sus órdenes, el resultado era sólo la muerte. Su única esperanza era seguir sus demandas. Incluso si la Madame Presidenta le creyera, sería despedido por un trabajo descuidado. De todas formas, como Xinghe había dicho, iba a pagar de un modo u otro....