—Además, no es que Chui Ming sea un santo. Tiene unos cuantos esqueletos en su closet. Sí, mi objetivo es Wu Rong y Wushuang, pero a él también tendría que tenerlo en consideración. ¿Tú crees que él se sentará calmadamente mientras me bato a duelo con su esposa y su suegra?
Finalmente, Xia Zhi entendió.
Su hermana estaba ayudándolo a vengarse contra la malvada trinidad. Era todo parte de su complot de venganza.
Él había sido mantenido completamente en la oscuridad.
—Hermanita, deberías haberme dicho, me encantaría asistirte. No puedes dejarme fuera de tu plan de venganza, soy tu familia, me quedaré contigo —comentó Xia Zhi.
Su disposición a apoyarla sin cuestionar y sin miedo de ser castigado conmovió a Xinghe.
Xinghe sonrió y contestó: —Zhi, no te preocupes mucho al respecto. No haré nada que sea abiertamente ilegal y estoy segura de que nadie puede seguir el rastro hasta mí.