Philip se rió.
—¿'Aterrador'? Si tuviera miedo de este tipo de gente, ¡no habría llegado a la posición que tengo hoy! ¡Esta organización debe ser demolida porque su misma existencia es una amenaza para este país!
Charlie y el resto estaban en silencio. El General tenía razón, porque esta organización era uno de los principales protagonistas de la guerra que azotaba actualmente al País Y. Traficaban y vendían municiones militares, lo que provocaba el aumento de los grupos insurgentes y hacía que todo el país cayera en una caótica locura. Sin ellos, el país habría estado mucho más pacífico.
—¡En ese caso, prestaré toda la ayuda que pueda! —prometió Charlie determinadamente, sin importar el resultado, quería intentarlo. Quería salvar a su país.
—Haremos todo lo posible, también, es hora de que el Sindicato IV encuentre su rival —añadió Sam con ardiente determinación. Todos los demás asintieron. En ese momento, ardían de orgullo y fervor nacionalista.