¿No fue ésa una bofetada rápida?
Incluso Sam sabía que había perdido. ¡En un corto período de tiempo, Mubai había conseguido una victoria aplastante!
La competencia entre los hombres había llegado a su fin. Mubai asintió satisfactoriamente.
—Ahora que tenemos eso fuera del camino, vamos a intentarlo de nuevo. Primero, gracias por mantener a Xinghe a salvo.
—Por, por supuesto —asintieron honestamente Ali y los demás. No era que tuvieran miedo de la muerte, pero morir por celos entre dos hombres era demasiado tonto. Ellos también, de alguna manera, apreciaban que Mubai les mostrara su línea de fondo tan pronto; al menos de esa forma no la pasarían accidentalmente. Mientras no cruzaran la frontera con respecto a Xinghe, todo estaría bien....
Con su prometida cooperación, Mubai decidió dejar ciertas cosas en paz. Sonrió amablemente.
—Vamos, ahora es seguro.