La ventanilla del auto se bajó para revelar el hermoso rostro de Mubai; un rostro que haría que el corazón de cualquier mujer se detuviera.
Sin embargo, Xinghe estaba inquebrantable.
La mirada que le dio fue muy diferente a la anterior.
No era la asustada y dependiente que tenía cuando estaban casados, o estaba llena de estrés y ansiedad, como lo fue cuando se encontraron por primera vez desde su divorcio, 3 años después.
En tan solo 10 días, Xinghe se había transformado en una persona totalmente diferente.
Sintiendo su mirada apática, Mubai le dijo a la ligera: —Entra, te llevaré.
¿Llevarla?
Xinghe frunció el ceño un poco, ella creía que él le estaba haciendo una broma. Ella giró su cabeza y siguió adelante, sin mirarlo de nuevo.
¿Ella se está negando?
Mubai se rio con auto desprecio.
Él nunca había sido rechazado en su vida por el sexo opuesto, aun así, Xinghe había rechazado su oferta múltiples veces.