Las competencias se repetirían una y otra vez hasta la verdadera. Cuanto más se acercaran a la batalla final, más duras se volverían las competencias.
Xinghe entendió lo que quería decir.
—Por lo tanto, no importa cuán pequeña sea la competencia, si podemos ganar, debemos hacerlo.
—¡Así es! —asintió Munan. Esa era la única manera de mantener alta la moral de los soldados. Un mayor número de victorias en las competencias se traduciría en una gran victoria final. Después de todo, al superior no le gustaría un pelotón que pierde constantemente.
—Entonces, tienes que sugerir una competencia amistosa esta vez —dijo Xinghe.
Munan estaba impactado.
—¿Quieres decir ahora?
—Sí, plantéales un reto mañana.
—Pero, ¿no sería demasiado repentino el desafío? ¿Tendremos tiempo para prepararnos?
Xinghe dijo suavemente: —Deberías estar siempre en un estado de preparación.
Munan se puso serio.
