—Si ese es el caso, ¿qué estás haciendo aquí? Deberías saber que esta p***a no es bienvenida en la casa de los Chu's.
—Estamos aquí para darle a Tianxin algunos regalos.
Esta vez fue Xinghe quien respondió.
El tono de su voz era tranquilo, pero había una gran presión detrás.
La señora Chu frunció el ceño.
—¿Regalos? ¿Qué regalos?
Xinghe ordenó con una fría sonrisa de satisfacción: —¡Hombres, traigan a Chu Tianxin su primer regalo!
De inmediato, dos guardaespaldas entraron con una camilla.
Había algo en ella, pero estaba oculto bajo un paño blanco.
La llegada de este misterioso objeto enfriaba el aire a su alrededor. Irradiaba un aura insidiosa...
El instinto de Tianxin le dijo que esto no podía ser nada bueno.
La camilla fue colocada en el suelo entre las dos partes y los guardaespaldas se retiraron en silencio.