Ruobing estaba indefensa ante los implacables interrogatorios.
Eso no era una sorpresa, ya que, para empezar, ella no era la creadora original...
Trató de sacar una excusa de la nada, pero ni siquiera sabía por dónde empezar.
—Es imposible para mí hacer un diagnóstico ahora. Tienen que darme tiempo para realizar más pruebas y análisis internos, pero después de que identifique el problema, les aseguro que no volverá a ocurrir, así que, por favor, denme un poco más de tiempo...
Ruobing hizo todo lo posible para explicarlo.
Xinghe se rio a carcajadas desde detrás de ella.
—Te doy un millón de años y no encontrarás el diagnóstico correcto.
—Xia Xinghe, ¡deja de culparme por este accidente! ¡Podría haberle pasado a cualquiera!
Ruobing gritó de ira.
—Ahí es donde te equivocas, porque esto no habría pasado con mi diseño, porque yo sé lo que salió mal y tú no.