Naturalmente, Xinghe podía sentir su mirada en ella.
Una vez más, levantó sus ojos para encontrar los de él. Ella preguntó: —¿No dijiste que tenías hambre?
—...—
Mubai no respondió, solo la miró sin palabras.
—Bien, ya que ninguno de los dos tiene hambre, vamos al grano.
Dejó sus cubiertos y continuó: —Dime, ¿cuál es tu solución?
—¿Estás dispuesta a hablar conmigo solo si está relacionado con negocios? —soltó Mubai, tal vez debido a la impaciencia de ser ignorado toda la noche.
La expresión de Xinghe se mantuvo sin cambios mientras respondía: —Por supuesto, ¿no ha sido así siempre entre nosotros?
—...—
Ella tiene razón.
Mubai rio con auto desprecio.
—Tienes razón. Es verdad que apenas compartimos más que unas pocas palabras durante nuestro matrimonio. Nuestra relación siempre ha sido estéril y profesional.
—Me alegra que lo veas también de esa forma.