No había reproche en su pregunta. Si es que algo había, Xinghe podía escuchar capas de preocupación.
—¿Quieres decir el hecho de que fui echada del laboratorio?
—Sí, ¿no te dije que vinieras a mí si pasaba algo?
Obviamente, ella no lo hizo, porque él había escuchado esto de alguien más.
A su favor, él se apresuró a volver de su remota reunión en el extranjero en el minuto en que escuchó acerca de esto.
Tenía reuniones de negocio planeadas por el resto de la semana, pero compró un ticket inmediatamente y voló de vuelta, abandonándolas todas.
Xinghe admitió inexpresivamente: —Estaba justo considerando contactarte.
Él resultó ser más rápido de lo que ella imaginaba.
Mubai dio una amplia sonrisa y, repentinamente, tiró de su brazo, diciendo: —Ven, súbete. Encontraremos un lugar más cómodo para hablar de esto.
Xinghe se mantuvo firme.
—Este lugar es tan bueno como cualquiera.