Su mente trabajaba en términos de datos, y procesar datos era algo que venía a ella tan naturalmente como respirar.
Fórmulas, gráficos y casi todo era automáticamente convertido en datos en su mente.
Como una computadora, su cerebro era capaz de utilizar todo tipo de algoritmos.
De hecho, ella podía libremente adoptar y adaptar múltiples algoritmos para resolver preguntas complicadas.
Simplemente puesto, era una genio del procesamiento de datos.
—¡Mi decisión de acercarme a ti fue correcta! Xia Xinghe, voy a quedarme a tu lado como pegamento de ahora en adelante —dijo emocionadamente Ee Chen.
—Eso depende de cuán valiosa sea la información que me estás dando a cambio —dijo con énfasis Xinghe.
Ella podía estar de acuerdo en aceptar su ayuda, pero no significaba que ella confiara en él incondicionalmente.
Ee Chen respondió con una gran sonrisa: —No te preocupes, te aseguro que la información que tengo es invaluable.