—¿Algo más, Director Xi? —Chang An se dio la vuelta para preguntar.
Los ojos oscuros de Mubai brillaron ligeramente cuando preguntó: —¿Cómo está
la condición física de Xinghe?
Chang An lo pensó, y respondió con sinceridad: —La Sra. Xia parecía estar
físicamente débil, pero mentalmente sana. Estaba muy recuperada, y sus ojos se
mantuvieron firmes durante nuestras conversaciones. Debe estar bien.
Mubai se sintió aliviado por dentro. Dijo: —Gracias, puedes irte ahora.
—Sí.
Después de que Chang An se fue, Mubai se quedó mirando el cheque
devuelto. Se sintió hincado por la culpa, y sintió que tenía que hacer algo por
Xinghe.
Tal vez debería limpiar su agenda, y discutirlo personalmente con ella.
Xinghe dijo claramente que ella no quiere su dinero, pero para Mubai, el dinero era
originalmente suyo; él tampoco quería deberle nada.
Mubai reflexionó largamente sobre esto, antes de recuperarse para centrarse en
su trabajo.
Xinghe, por otro lado, se vio obstaculizada por la insistencia de Xia Zhi de que
fuera al hospital.
Él insistió en que ella fuera a un chequeo corporal. Había intentado tanto mendigar
como intimidarla, pero todo fue en vano hasta que...
—Hermanita, si te sigues negando ir al hospital, llamaré a Xi Mubai para pedir los
cien millones. Sé que tu renuencia viene de tu negativa a aumentar nuestra carga
financiera, ¡así que el cheque