Esa tarde.
Estación de Televisión de Beijing.
En una oficina de un piso determinado, Zhang Ye fue dirigido por un miembro del personal de la recepción. Ni siquiera vio en qué piso se había detenido el ascensor. Eso era porque se sentía un poco preocupado. Sabía que esa era su última oportunidad de entrar en una estación de televisión. Así que lo trató con la mayor consideración, con la esperanza de poder aprovecharla.
La oficina estaba vacía.
—Maestro Zhang, por favor, espere un minuto —dijo el miembro del personal.
—Está bien.
Se sentó en una silla a un lado.
El personal dijo: —El Líder debería venir pronto.
Zhang Ye dijo: —Claro, haz lo que tengas que hacer. Muchas gracias.
—De nada. Entonces, me iré primero.
El personal se fue después de cerrar la puerta.
