Por la tarde.
La casa de Zhang Ye era un desastre.
—Dame… agua.
—¿Quieres que te de agua?
—¡…Sedienta!
—Está bien, espera ... ¡Ehi! ¡No vomites en el suelo!
Zhang Ye sentía pánico y estaba asqueado. Rápidamente arrastró a Zhang Yuanqi, que acababa de vomitar, al baño. Abrió la tapa del inodoro para que vomitara dentro.
Mientras vomitaba, cayó al suelo.¡Tenía vómito hasta en su ropa!
Zhang Ye dijo en voz alta: —¿Gran Hermana? ¿Gran Hermana?
Zhang Yuanqi no emitió ningún sonido. Se había quedado profundamente dormida.
Al darse cuenta de la situación, Zhang Ye no tuvo más remedio que soportar el asco que sentía mientrasse inclinabay levantabaa la joven llena de vómitopara llevarla a la habitación.
En ese momento,¡el tiempo de eficacia delaBolsade Cupido se había llegado al final!
Zhang Ye sintió ganas de llorar. ¿Eran estos los cinco minutos de buena suerte que consiguió con las mujeres?