En los salones principales del palacio.
Después de una noche de música y baile, el salón principal recobró su solemnidad y desolación. Los ministros se habían retirado uno tras otro, y los eunucos limpiaron el salón principal hasta dejarlo reluciente.
El ajetreo y el bullicio que presenciaron ya formaban parte de un recuerdo. Más allá de los pasillos, solo quedaba Ji Chengxue quien estaba sentado en el trono. Su cuerpo estaba acurrucado mientras rascaba su barbilla en meditación.
La figura de Xiao Meng apareció caminando de entre los pasillos de afuera. Se paró debajo del rey, hizo una leve reverencia a Ji Chengxue.
—¿Se contuvo la noticia?
Ji Chengxue le dió una mirada a Xiao Meng, y luego se frotó sus ojos por la fatiga.