Un jardín resplandeciente, rodeado por pabellones y terrazas, y dividido por un diminuto arroyo que corría por el medio. Todo eso enmarcado con un telón de fondo pintoresco de una montaña falsa, desde la cual nacía el río del jardín con forma de sangre, dando vueltas, serpenteando entre sus riscos pedregosos.
Mientras la luz de luna brillaba sobre todo el jardín, se reflejaba en el arroyo, convirtiéndolo en un río de estrellas.
En una esquina, dos figuras descendían suavemente en la abundante vegetación, tan suavemente, como para no ser escuchados por nadie. Con el rostro rígido con ansiedad, el maestro Ah Wu seguía de cerca el paso de Wu Yunbai mientras esta atravesaba el jardín. Este era el jardín sobre el cual les había contado Ah Ni, en donde el hombre serpiente fue mantenido captivo. En él, también residía Zhao Musheng.