—¿Cerca de la frontera con Hesla? —Gu Hui golpeó el escritorio—. Tendremos que ponernos en contacto con ellos antes de tomar una decisión.
—Espero su decisión —declaró Han Xiao al despedirse.
Feng Jun lo estaba esperando afuera con una cara sombría.
—¿Por qué no me contaste sobre el asesino inmediatamente? Debido a eso, tuve que soportar un grito de mi superior.
—¿Por qué tendría que informarte? Ni que pudieras haber ayudado —bromeó Han Xiao, haciendo que Feng Jun se enfureciera.
—Podremos ser amigos, ¡pero aun así me enfadaré si me insultas!
Han Xiao sonrió burlonamente.
—Tal vez debería hablar con el director sobre cómo se filtró mi ubicación...
—Oh tú, jajajaja, pequeño demonio. Solo bromeaba.
Han Xiao puso los ojos en blanco.
Bajo la escolta servil de Feng Jun, Han Xiao salió de la sede para regresar al taller.