Shi Yao estaba hablando con Lin Jiayi cuando también notó el estado anormal de Lin Jiage. Ella se acercó rápidamente a su lado y le preguntó: —¿Qué pasa? ¿Dónde te duele?
Sin embargo, Lin Jiage parecía tener tanto dolor que ni siquiera podía hablar. Al ver esto, el tono de Shi Yao se puso un poco inquieto: —¿Por qué no vamos al hospital para que los médicos te hagan estudios o algo así?
Xia Shangzhou también se alarmó por la condición de Lin Jiage: —¡Tienes razón! Jefe, vamos al hospital ahora mismo...
Lin Jiage levantó enérgicamente su mano y la agitó dos veces, señalando que no había necesidad de eso.
No muy lejos, Lin Jiayi miraba esta escena con una cara perfectamente serena. Mientras veía cómo actuaba Lin Jiage, una sonrisa desdeñosa se deslizó lentamente en sus labios. Criticó interiormente a éste: ese lunático molestoso. Entonces dijo: —Navegador, llévalo arriba. Pequeño Yang, todavía hay algo de Dit Da Jow[i] en casa, ¿verdad? Trae una botella...
