¿Él se le estaba entregando a ella?
Nian Xiaomu se frotó los ojos, incapaz de creer lo que ella estaba viendo.
Durante un largo rato, permaneció inmóvil en la misma posición.
¿Dónde estaba su auto de lujo? ¿Su mansión de lujo? ¿Las acciones de la compañía?
Después de tanto alboroto, ¿la sorpresa que había preparado era él mismo?
—Yu Yuehan, si no me gusta el regalo que me das, ¿puedo rechazarlo? —preguntó Nian Xiaomu mientras parpadeaba con vigor.
Sus dedos claros no pudieron resistirse de acariciar el lazo que estaba frente a su pecho.
La cinta rosada envolvía el cuerpo de Yu Yuehan y se anudaba en un lazo frente a su pecho.
Era un marcado contraste con su torso musculoso.
—¿Te atreves? —Los ojos de Yu Yuehan se oscurecieron cuando él respondió.
Agarrando las manos de ella, las sostuvo entre las suyas para desatar ese lazo con celeridad.
—Ahora que has aceptado el regalo, no puedes devolver el artículo.