Nian Xiaomu: —¡¡...!!
Al ver los dos pedazos de calabacín amargo en su plato, la cara de Nian Xiaomu se puso igual de amarga.
Ella lo maldijo silenciosamente desde el fondo de su corazón.
¡Si una mirada de daga pudiera matar, Yu Yuehan ya habría sido apuñalado cien veces por ella!
Aunque su mente estaba llena de furia porque había gastado una fortuna tratando de invitar a Yu Yuehan, no se dio cuenta de que las personas que los rodeaban los habían estado observando tiempo éste tiempo.
Estaban estupefactos hasta el punto en el que casi tiraron sus palillos...
La gente del departamento de relaciones públicas estaba especialmente impactada. ¡Acababan de intentar trazar una línea clara entre Nian Xiaomu y ellos, pero ahora se estaban pateando entre ellos mismos debido a la locura!
El número total de veces que el Amo Han había entrado en el comedor se podía contar con los dedos de una mano.