Tanto Qin Mo como Bo Jiu podían entender la expresión de su rostro.
No fue por su capacidad para leer expresiones, sino porque todo estaba escrito en el rostro de la señora Zhang. Cierta persona no pudo evitar sentirse feliz por el malentendido.
Bo Jiu se enderezó con una leve sonrisa, su cabello plateado cayendo sobre su frente, amplificando su apariencia limpia y hermosa.
Caminó hacia la señora Zhang sin restricciones mientras Qin Mo fruncía el ceño.
La señora Zhang negó con la cabeza, como si finalmente entendiera la situación. Colocó los bocadillos en silencio y miró a su joven maestro.
Qin Mo se rió entre dientes mientras miraba al travieso joven. Su voz era tranquila cuando dijo: "Dos horas, si no regresas para entonces, iré personalmente a buscarte".