La temperatura comenzó a aumentar y las gotas de agua estaban quemando su piel.
Su apasionado frenesí se podía escuchar más allá de la bruma y la puerta de vidrio opaco.
Las marcas en la espalda musculosa de Qin Mo eran una prueba de su pasión y esas mismas marcas destrozaron toda su determinación.
La dulce fragancia floreció en el aire, haciendo difícil para él controlar su fuerza.
El cabello plateado empapado de Bo Jiu se adhería a la parte posterior de su delgada piel.
En ese instante, Bo Jiu abrió los ojos con incredulidad. No podía entender cómo se las arregló para recuperar su fuerza tan rápidamente.
Esta vez, era una cama.
No había mucho espacio en la cama de una sola plaza, era tan pequeña que se producía un sonido por cada movimiento. El ruido hizo que se mordiera los labios, un rubor se extendió por todo su cuerpo.
Qin Mo se rió, extendiendo su mano para apartar su cabello mojado. La miró con una mirada profunda.