El comportamiento íntimo de su joven Señor tomó desprevenido al ayudante Zhang.
Miró al espejo retrovisor subconscientemente.
El Todopoderoso siempre tenía el mismo olor agradable.
Era tan claro como el glaciar de la montaña de Kunlun, pero con un toque veraniego de pinos y cipreses, bajaba la guardia de uno.
Pero Bo Jiu no se durmió con las palmas de las manos del Todopoderoso en su abdomen, no era posible que se durmiera.
Tuvo que estar en alerta máxima durante ese delicado período, pero la leve presión que ejerció seguía siendo tranquilizadora, atenuando el dolor en gran medida.
Cuando Qin Mo inclinó la mirada, pudo ver claramente las tenues sombras bajo las pestañas bajadas de la joven.
—No es donde está el estómago. ¿Qué enfermedad es?
Fue una pregunta débil la que golpeó el quid de la cuestión.
Bo Jiu contestó con calma: —Me duelen los intestinos, eso pasa cuando me resfrío.