—Ey, hermano Mo, ¿eres un tigre, ya terminaste?
Bo Jiu giró y se alejó de la posición intima de ellos con destreza.
—Incluso si me muerdes, te voy a tener que obligar a hacer el tratamiento.
Bo Jiu le tocó la mano derecha.
—No debería haber ningún defecto para esta perfección, ¿cómo vas a atrapar criminales en el futuro?
—Usas el cerebro para atrapar criminales, no las manos
Qin Mo miró al joven, los mechones de pelo caídos se veían extra encantadores.
—No me voy a perder de la liga nacional esta vez. No tienes que decir nada más, ¿entendido?
Bo Jiu asintió.
—Entonces, vamos a hacer algunas concesiones, vas a ir a los Estados Unidos de América para el tratamiento y yo voy a pelear las primeras partidas, me asegurare de llegar a las semifinales. No voy a perder y no voy a dejar que la Alianza suprema pierda.
Qin Mo no respondió.