—Un lugar a donde viajar y despejar mi mente.
Fu Jiu le devolvió la mirada y una ligera sonrisa apareció en su rostro, mientras que contestó la pregunta de Qin Mo. Ella siguió en el teléfono.
—Mengran, voy a cortar ahora, recuerda mandarme la locación exacta.
Qin Mo siguió mirando, mientras que Fu Jiu se metía el teléfono en el bolsillo, la mirada se volvió profunda.
Esa era la primera vez que se daba cuenta de que, incluso si el joven había roto la relación, él todavía no podía decirle qué hacer.
—La Liga Nacional es en tres días y estás pensando a dónde viajar.
Qin Mo arrastró esas últimas palabras, el aura fría y distante.
—Creo que los entrenamientos que preparé para ti no son suficientes.
Fu Jiu abrió la boca, pero, antes de que pudiera decir algo, a ella la arrastraron al auto deportivo.
Fu Jiu notó que el Todopoderoso había estado manejando mucho más rápido últimamente.